desde la minima estructura, hasta lo que llega a conformas está, atrevete
a curiosar en el mundo de la genética.
Vamos a dar una apertura a nuestro gran cientifigo Gergor Mendel y su bibliografia:
(Johann Gregor Mendel; Heizendorf, hoy Hyncice, actual
República Checa, 1822 - Brünn, hoy Brno, id., 1884) Biólogo austriaco.
Su padre era veterano de las guerras napoleónicas y su madre, la hija de
un jardinero. Tras una infancia marcada por la pobreza y las
penalidades, en 1843 Johann Gregor Mendel ingresó en el monasterio
agustino de Königskloster, cercano a Brünn, donde tomó el nombre de
Gregor y fue ordenado sacerdote en 1847. Residió en la abadía de Santo
Tomás (Brünn) y, para poder seguir la carrera docente, fue enviado a
Viena, donde se doctoró en matemáticas y ciencias (1851).
En
1854 Mendel se convirtió en profesor suplente de la Real Escuela de
Brünn, y en 1868 fue nombrado abad del monasterio, a raíz de lo cual
abandonó de forma definitiva la investigación científica y se dedicó en
exclusiva a las tareas propias de su función.
Mendel
El
núcleo de sus trabajos –que comenzó en el año 1856 a partir de
experimentos de cruzamientos con guisantes efectuados en el jardín del
monasterio– le permitió descubrir las tres leyes de la herencia o leyes
de Mendel, gracias a las cuales es posible describir los mecanismos de
la herencia y que fueron explicadas con posterioridad por el padre de la
genética experimental moderna, el biólogo estadounidense Thomas Hunt
Morgan (1866-1945).
En el siglo XVIII se había
desarrollado ya una serie de importantes estudios acerca de hibridación
vegetal, entre los que destacaron los llevados a cabo por Kölreuter, W.
Herbert, C. C. Sprengel y A. Knight, y ya en el siglo XIX, los de
Gärtner y Sageret (1825). La culminación de todos estos trabajos corrió a
cargo, por un lado, de Ch. Naudin (1815-1899) y, por el otro, de Gregor
Mendel, quien llegó más lejos que Naudin.
Las tres
leyes descubiertas por Mendel se enuncian como sigue: según la primera,
cuando se cruzan dos variedades puras de una misma especie, los
descendientes son todos iguales y pueden parecerse a uno u otro
progenitor o a ninguno de ellos; la segunda afirma que, al cruzar entre
sí los híbridos de la segunda generación, los descendientes se dividen
en cuatro partes, de las cuales una se parece a su abuela, otra a su
abuelo y las dos restantes a sus progenitores; por último, la tercera
ley concluye que, en el caso de que las dos variedades de partida
difieran entre sí en dos o más caracteres, cada uno de ellos se
transmite de acuerdo con la primera ley con independencia de los demás.
Para realizar sus trabajos, Mendel no eligió especies, sino razas autofecundas bien establecidas de la especie Pisum sativum.
La primera fase del experimento consistió en la obtención, mediante
cultivos convencionales previos, de líneas puras constantes y en recoger
de manera metódica parte de las semillas producidas por cada planta. A
continuación cruzó estas estirpes, dos a dos, mediante la técnica de
polinización artificial. De este modo era posible combinar, de dos en
dos, variedades distintas que presentan diferencias muy precisas entre
sí (semillas lisas-semillas arrugadas; flores blancas-flores coloreadas,
etc.).
El análisis de los resultados obtenidos
permitió a Mendel concluir que mediante el cruzamiento de razas que
difieren al menos en dos caracteres, pueden crearse nuevas razas
estables (combinaciones nuevas homocigóticas). Pese a que remitió sus
trabajos con guisantes a la máxima autoridad de su época en temas de
biología, W. von Nägeli, sus investigaciones no obtuvieron el
reconocimiento hasta el redescubrimiento de las leyes de la herencia por
parte de H. de Vries, C. E. Correns y E. Tschernack von Seysenegg,
quienes, con más de treinta años de retraso, y después de haber revisado
la mayor parte de la literatura existente sobre el particular,
atribuyeron a Johan G. Mendel la prioridad del descubrimiento.
Bibliografia:
http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8606750306520600137#editor/target=post;postID=2711261572573350159
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